Skip navigation

Monthly Archives: January 2009

 

afanoso

 

Hace poco, mientras tomaba una cerveza -Cristal para ser preciso, aunque prefiero Cusqueña-, me percaté de una sutil promoción que considero no hace otra cosa más que remarcar el erróneo estereotipo sobre este personaje en particular. Y es que muy independiente de si uno cuenta o no con la oportunidad de usar alguna prenda original, he sido siempre de la idea –si la economía o la oportunidad lo permite- de vestir la indumentaria oficial del equipo de mi agrado. Y aunque uno no espera ver al niño que vive en zonas marginales que gusta emular a Cristiano Ronaldo con una camiseta nike del Manchester United, tampoco sería algo inusual si tiene algún familiar en el extranjero. Sin embargo, por el solo hecho de no parecer un afanoso, dicho niño tendrá que privarse de usarla para jugar la pichanga diaria porque la segura mofa lo abrumará y probablemente acabe como la camisa tonera del fin de semana, la misma que terminará quemada por algún cigarro malicioso; roída por las polillas, si prefiere guardarla en el cajón de la ropa o enganchada en alguna reja -para su mala suerte- el único día que por esas casualidades del destino decida usarla.

 

Lo cual trae a colación la bendita tara que a veces a uno le imponen de pequeño, que no puedes usar tus zapatillas nuevas porque se rompen, que no te pongas la camiseta que tu tío te mandó de España porque se ensucia, que no juegues con tu pelota nueva en la calle porque se puede reventar, cuando la realidad es todo lo opuesto, jugar para caerse, aderezar con vidrios los tallarines verdes del vecino porque acabas de hacerle añicos -por enésima vez- su ventana, ensuciar tu camiseta favorita, reventar tu pelota el primer día o que no te la devuelvan una vez caída en la casa de al lado.

 

Personalmente juego con camisetas originales, aquellas que permiten expulsar el sudor y te mantienen siempre fresco, y no porque me considere un afanoso sino porque puedo, porque seguramente si no tuviese la oportunidad vestiría como cualquier mortal, claro que sin desear emular al hediondo de mi vecino que viste siempre el mismo polo como si fuera un amuleto. Y es que, como lo señala la RAE, afanoso es aquel que pone mucho afán y empeño en lo que hace, más nada. Quien busque llamar la atención no es más que un personaje carente del más mínimo sentido de ubicación, y para ello no basta usar una prenda oficial. 

 

 

  

 

aquaman

 

 

Cómo ser Aquaman -con el perdón de la DC Comics por el solo hecho de nombrarlo- cuando anduve todo este tiempo queriendo ser Batman o cuando simple y llanamente prefiero disfrazarme de Spiderman -ahora con el perdón de la Marvel-, cómo no querer tener sus poderes telepáticos que, aunque los comics digan que sólo servían para comunicarse con toda forma marina de vida, bien me caerían para poder entender a las mujeres, a ellas y los minúsculos caprichos que su grandiosa imaginación puede albergar. Y uno de repente podría decir que son absolutamente entendibles pero eso quizá sería lo más machista, y digo esto porque tal vez sería lo primero en decir aquel que no tenga el más mínimo respeto aludiendo que las cosas que se les ocurren son tan naturales que no cabría el no entenderlas, o mejor dicho, ignorarlas y que el tiempo con todo el tiempo que este debe tener por el mismo hecho de llamarse así las entienda, pero no, yo no las entiendo, y tampoco quiero ignorarlas, y no sé tampoco cuántos más me acompañen en este martirio, ruego que sean muchos o al menos uno más para poder discutir sobre el tema, y tampoco es que sea el ser más insensible sobre la tierra aunque tenga que reconocer que algunas veces -y no pocas- he pecado de ello.

 

Que si tengo que aprenderme su número celular y que si lo olvido se convierte en causal de riña, no sé siquiera el de mi mamá, creo con las justas recordar el mío y recuerdo incluso alguna vez haber dado como propio el de una ex por el mismo tema de que uno tiene que memorizárselos como si para eso no existiera el sistema de marcación rápida y uno tenga tan solo que recordar un número en particular del 1 al 9 en vez del completo. Me pregunto si acaso no existen detalles más importantes para recordar sin desmerecer claro está su carácter especial. Que si tengo que ser más o menos detallista, como si no supiera que soy el ser el más parco del planeta y ella ni siquiera puede darse cuenta de cuánto la quiero, todo por el maldito detalle de no poder usar el bendito power point para hacer un collage con lo mejor de nuestras fotos que pueda gritarle -hasta dejarla sorda- no tan solo que la quiero sino que además la adoro.

 

Una vez una amiga me dijo que esos caprichos minúsculos, lo cual no quiere decir que carezcan de importancia, son particularidades que las mujeres adoran quiéranlo o no y que aquel que guste compartir momentos con ella debe saber valorar. Le dije que era muy directo, muy franco, muy sincero, aquel que quizá con la sinceridad mata, me contestó que si bien prefiere la sinceridad, con lo coquetas que suelen ser, prefieren de vez en cuando una verdad algo maquillada, quién diría. Yo por el momento me seguiré disfrazando de Spiderman pero con la personalidad de Batman.